de mi pulgar sobre la pantalla del teléfono, era una noche como cualquier otra, o eso parecía, Ricardo estaba de viaje
foto era diferente, no era un plato, era él, Ricardo, con una sonrisa que yo no le había visto en años, estaba en una cocina rústica, de adobe y madera, con una cazuela de barro sobre el fuego, sus manos, esas manos que
le, estaba Ximena, su asistente, sonriendo, mirán
edó en blanco
mor, la cocina es mi trabajo, en casa quiero descansar", yo, como una tonta, lo entendía, lo apoyaba, le preparaba la cena cada noche par
iso cocinar para mí, la descripción, "Amor", resonaba en el silencio del apartamento co
ubo lágrimas, no hubo gritos, solo una certeza absoluta, con el pulgar temblan
Gu
al de todo, era mi forma de decirle: "Te veo, sé lo que estás haciendo", era el pu
pantalla iluminando la foto de nuestra boda que descansaba
ezó a sonar casi de inmedi
ntes de contestar, mi voz salió
ol
Sofía?", su voz era un gruñido, cansado
hablas, R
ste 'Me Gusta' a mi foto? ¿Estás tratand
dije, mi voz plana, sin e
voz de Ximena de fondo, susurrándole algo, "Estoy en un viaje
ancho de tu asistente?
que tú nunca entenderías con tus ideas de diseñadora de modas", esc
propia boutique para ser la administradora, la contadora y la gerente d
o se volvió autoritario, el del jefe que me había convertido,
ien, Ri
ocía muy bien, "Ya sabes que todo esto es para nuestro fu
, la zanahoria que colgaba frente
z, yo ya no