uego, el salón estalló. No en murmullos, sino en carcajadas abiertas y crueles. La h
ojándole el informe médico a la cara. El borde d
los estudios en el extranjero! ¡Te hiciste pasar por una señorita dec
compuesto por el asombro y la furia. Sus ojos se posaron en un pesado cenicero de cris
enicero se estrelló contra la pared detrás de
dimos estudios, te abrimos las puertas de nuestra cas
muñeca temblorosa de su suegra. "El accide
ó con una fuerza sorp
entina. Su voz cortó el aire y t
de su bolso de diseñador y miró a
eras sobornado al profesor, ¿cómo me habrías supera
angre se le heló en las venas. "¿Qué
a estudiante mediocre, solo había oído su nombre una vez en una asamblea donde la escuela la había reprendido públicament
fía con violencia,
de Valentina están aquí, en mis manos. Cualquiera
de su rostro cambió por completo. La mirab
la verdadera mujer digna de la famili
na sonrió, triunfante, levantando los rollos de papel que c
na angustia que le oprimía el pecho. Esos eran los planos del pro
arece impresionante, pero muchos detalles son inviables! ¡
er despechada. Valentina fingió ser la víctima, secándose una lágrima invis
losa. No soportas ver a algu
, de los materiales, de los cálculos erróneos, pero él
torio de esta perra. No
se abrieron, hor
acer eso! ¡Mis investig
ser aplastada. Levantó su propio teléfono y se lo puso frente a la cara. En la panta
odo. Volcaron mesas, rompieron maquetas, y luego, uno de ellos roció gasolina sobre sus diseños, su
s manos. "Ricardo, por favor, no...", suplicó con un hi
uello de la camisa, levantándola
oportunidad de admitir t
lleno de lágrimas y lo m
a fuerza renovada. "Los diseños d
ctó contra su mejilla. El sabor a sangre le llenó la boca al in
¡Ahora lárgate! ¡No ensucies la casa de
, temblando de dolo
Sacó dos documentos más de
ras "renuncia a todos los bienes
enuncia voluntaria por problemas d
la mano y la obligó a firmar, guian
sus tacones de aguja resonando en el suelo de mármol. Pisó la mano de Sofía,
es un perro cal
cercaron para unirs
l que Ricardo había estrellado contra e
rostro se congeló al deslizar el dedo por la pantalla rota y
de Ricardo Cortés se
nión importante y perdí su llamada. ¿Podemos