nas de la habitación de hotel, hiriéndome los ojos, el sabor amargo de la resaca me secaba l
e náuseas por todo mi cuerpo, un sonido de desaprobaci
n Her
el mismo Damián del que me enamoré perdidamente hace tantos años, pero fue solo un
mirada estaba des
ró, su voz ron
enterrado, se contrajo dolorosamente, incluso
r de toda la vida, su
, mi propia voz sona
dén al reconocerme, se sentó bruscamente, sin importarle que la sáb
como si fuera una maldición,
moretones en mis hombros, las marcas rojas en mi piel, y luego m
ono gélido, "Así que fin
aminó hacia el baño sin ninguna vergüenza, como s
desde la puerta, "T
e acostumbrado a dar órdenes y a ser obedecido, la misma voz
esa vida, lo amé con una devoción ciega, sacrifiqué mi dignidad, mi carrera, mi familia, todo por él, y ¿qué obtuve
da, con el corazón destrozado y el
antes de mi muerte, un día después de haber cometido el mismo
iferente, no volvería a ser su felpudo, no permitiría
eaba sobre sus hombros anchos, era un hombre increíblemente atractivo, y en el pasa
ente a la cama y me lanz
do un trato comercial, "Bien, seré generoso, después de todo, has e
sa, saborean
ión durante mucho tiempo, será un matrimonio de conveniencia, por supuesto, no esperes amor ni fidelidad de mi parte, seguiré viendo a Eva, t
a llorado de felicidad, habría aceptado sin dudarlo, pensando
sentí fue una profunda y amar
nosotros la noche anterior, un último int
o que mi voz sonara firme, "Ambos estába
, una risa cruel que r
arca? ¿También es un error? ¿O quizás los arañazos en mi espalda? Sofía, no intentes
cia, humillada, pero me obligué a mantene
más estable ahora, "Anoche me llamaste 'Eva
, un atisbo de ira
usando cualquier truco para acercarte a mí, pero ten cuidado, Sofía, puedo darte todo lo que quieres, pero t
en ese momento, su teléfono sonó en la mesita de noche,
ldad y la ira se desvanecieron, reemplazadas por un
e dije, mi voz
acabara de recor
n ya completamente centrada en el t
ome, esta vez, me levanté sin decir una palabra, recogí mi ropa del suelo con una calma que me sorpre
ché contestar el teléfono,
í, acabo de desperta
ve, Damián, todavía hablando por te
como si mi presencia fuera una mancha que necesitaba limpiar
is llaves, pero faltaba algo, mi collar, un peq
ía y que se verían más tarde, busqué mi collar por la habitación con una tranquil
Damián extendió un brazo para d
baja, con un tono de fasti
or consideración hacia mí, sino para borrar la evidencia de su prop
un mensaje de mi mamá: "Cariño, ¿dónde estás? Tu pa
al de mis padres era mi ancla, mi verdadera razón para
me ofrecía y luego lo miré a
y mi voz fue firme, cla
rás al hombre que había arruinado mi vida anterior y la promesa s