le en una cama de hotel, junto al
la de mi amante, sino la de algu
ra, Eva, su "amor de toda la
Eva" , el desdén en sus o
imonio sin amor, donde Eva seguiría siendo la
a me habría hecho llorar de feli
lo de anoche, que fue
"nuestra" noche, acusándome de ser
su teléfono, y escuché cómo su voz se transformab
ue saliera de su vista,
do todo por un hombre que solo me dio indiferencia y hu
vez, no
muerte, un día después de co
ía su tapete.