o, una prometida hermosa, Sofía, y el amor de su
o golpearon salvajemente, lo dejaron c
ue jamás hubiera imaginado: Sofía y Ric
r fin está donde debe estar,
oña Elena, la mujer que lo cri
nunca debió existir. Lo intercambié al nacer p
nstruida sobre mentiras y traici
cante ante la magnitud de la traici
pital de mala muerte, Doña Elena terminó de hundirme: "
dido, una voz familiar y rasposa me sacó d
a abandonarme y me rescataron, dándome una se
Robles había muert
o Renacía, con un solo