sitaba una respuesta directa, sin importar cuán dolorosa f
os ojos y dime la verd
un brillo desafiante en
l chef le está dando los toques fina
el suelo se abría bajo mis pies. El sonido del restaurante, la música suave,
ando de mi reacción, cont
e a veces hay que hacer sacrificios por las personas que realmente importan. El chef dij
pequeño Churro, asustado y solo en una granja, sin entender por qué el hombre que se suponía que lo protegía lo estaba entregando a la muer
gravedad de mi estado, aunque su p
olo un perro. Mañana mismo vamos y te
"Sí, Sofía. No hay necesidad de ponerse así. Podemo
prarme otro" fue el insulto final. Churro no era un objeto, no era un bolso de diseñador que se podía reemplazar. Era mi compañero, un ser vivo qu
manipuladora. Y a la hija que había ayudado a matar a mi mascota. La tristeza se evaporó, dejando un vacío frío y d
ue nacía de la más absoluta y total desesperación, pron
quiero el