d, con una copa de vino en la mano y el éxito como mi única compañía, a veces recuerdo ese día, el día en que todo se derrumbó para dar paso a lo que soy ahora, una mujer libre, una abogada t
l menos, lo que yo creía que era una celebración. Ricard
Ponte hermosa. Te veo en el restaurante 'La Cima
él y a nuestra hija, Valentina. Trabajaba sin descanso en mi carrera como abogada, no por ambición personal, s
do mariposas en el estómago como una adolescente. La idea de una noche romántica solo para nosotros dos me hacía sonreír. Al llegar al exclusivo restaurante, el mes
de la universidad, su "gran amor perdido". Él le susurraba algo al oído y ella reía, una risa que resonó en mis oídos como una burla. Luego, él le entregó una pequeña
cho con un dolor agudo. Quería gritar, correr hacia ellos, pero algo me detuv
gustó el re
na de complicidad, fue
"Le encantó, mi amor. Y espera a que pr
Sí, Vale. Tu papá me dijo que el ingrediente principal e
de Churro. Por fin nos deshicimos d
Mi compañero fiel, la única criatura que me recibía con alegría incondic
siempre amó más a ese perro que a las personas
ojos llenos de confianza, su pequeño cuerpo temblando de emoción cada vez que me veía, se superpuso con la imagen de la comida que pronto servirían en esa mesa. El horror me ahogó, un nudo de pu