So

iosa de la Creación Culinaria. Mi mejor ami

r aburrimiento y curiosidad, una especie de prueba autoimpuesta para ente

sar por simples trabajadoras. Yo, una humilde repostera con algunas

bilidad autoimpuesta que con

s y R

rantes que soñaba con la grandeza. Nos enamoramos de su

mos ay

mpartes con nosotros?", me dijo Carlos una noche, con

tros locales, hacerlos únicos", le susurró Ricardo a mi am

lo h

secretas", sino que usé mi poder divino para bendecir sus cocinas, para que cada p

tejió con su energía creativa la atmósfera de cada restau

imiento que nunca hubieran soñado. Construimos su imper

las novias humildes, las trabajadoras anónimas q

esta

rante-boutique de ultra lujo que finalmente los colocaría en la cima del mundo. Un

toques. El aire olía a vainilla y a tel

, ellos

venían

redes sociales conocida como "La Divina". Ricardo, a su vez,

frialdad que nunca a

a calidez. "Necesitamos que nos entreguen todas sus

os miramos,

ijo Elena. "Están en las c

ó una risa s

s. Los manuscritos, los bocetos

ó, una sonrisa

ca han sabido innovar, ¿para qué

con el mismo ton

u lugar en la élite y cuidar de nosotros en el fu

abras. El dolor era una p

o un paso

íciles, o las obligar

ron el hechizo. La incredulidad

la más pasional, apretó los puños

lena, sus ojos brilland

monumental, se acercó a ella y

No eres nadie sin

a, su esencia divina, estalló. No con llamas visibles, sino

o estaba diseñado para contener

con sorpresa y dolor. Se llevó una

ó, antes de desplo

. Carlos y Ricardo solo miraron, con una mezcla de sorpresa y

os ya perdiendo el br

dos con mi 'fuego creativo'.

débil, pero cargado

grimas corriendo por mis me

cia directa y sin propósito e

os, transmitiénd

ítulo mortal, sí, pero con poder. Los López están bajo mi jurisdicción. No lo

dibujó en los labio

erarse de este cuerpo mortal herido, tenía

tro lado, herm

Su cuerpo se volvió translúcido, convirtiéndose en polvo

do. Había

mi mejor amiga acababa de morir, con el corazón

lásticas me miraban, sin compren

mis ojos ya no eran los

iosa a la que le había