on Mateo por todas partes. Compró la finca vecina donde él trabaja
a de diseñador. Las redes sociales de Isabella se llenaron
omo un fantasma. El dolor era constante, un ruido sordo en
l para ver a Sofía. Ella seguía en coma, conec
o durante horas, ha
fría. "Lejos de aquí. Lejos de ella. Empezaré de nuevo, en un l
a cómo cumplir, pero era lo
es, gente de los barrios bajos que sabía cómo moverse por fuera de la ley.
los años. Relojes de oro, gemelos de diamantes, ropa de marca. Lo vend
un orfanato en La Boca, el mismo barrio dond
tos que tenía de él e Isabella. Las llamas consumían sus so
brió de golpe.
nte la caja de metal d
untó ella, con los
limpiando co
tención se desvió hacia otra cosa. Llevaba
jo. "El antiguo, con el mango de plata. Mat
había sido un regalo de aniversario. "Nuestro amor es e
", mintió León. "
Isabella. "Lo qu
n rápido
ateo. Era el último símbolo de lo que una
fue a buscar el facón. Lo tenía escondido en el fondo de su arm
lo estaba
dijo Mateo, bloqueándole el p
ate, M
cuchillo,
eón, apretando e
. "Ya nada a
rudo. Lucharon torpemente entre las hileras
sprecio. "Un b
ó la hoja contra una roca. El acero anti
quedó pa
o de la hoja rota y se hizo un corte profundo
VERÁS!
na pequeña escalera de piedra que conectaba los bancales del viñedo. Su
lí, arrodillada a su lado. Pero no lo miraba a él
"¡Estaba loco! ¡No quería d
rdido y magullado. Su rostro no mostraba ning
aprendido la le
re sin escrúpulos que sie
a. "Dale un castigo tradicional. Qu
carse con un rebenque de
stó. No
Isabella. Ella estaba atendiendo la herida
bras que ella le dijo cuando le regal
ción. Su amor no era eterno. Nunca lo habí
cuchillo, acababa de