violentamente, pero no había llamas, solo el frío penetrante de la hacienda al amanecer. Abrí los ojos, el corazó
ba v
en mi
temblorosos recorrieron los números. Era el día. El
a resonaba en mis oídos. La imagen de mi esposo, Rodrigo, cayen
o
ería a
itación se abrió co
Ma
ro adolescente enmarcado por un cabello oscuro y liso. Llevaba una
de mi cama. "Con la tormenta de nieve que anuncian, me preocupa que no
e había mirado con un odio frío mientras su padre, el líder del culto, m
. Tal vez algo de dinero. Tú tiene
de una serpiente. La egoísta e ignorante niña, pidiendo recursos para l
roía mis entrañas. El rostro de Bernardo, el padre biológico de Camila, sonriendo mientras sostenía el cuchillo so
no solo para terminar en la línea de salida de nuevo. El trauma estaba gr
menta que se desataba dentro de mí. "Es lo menos q
e dimos todo lo que el dinero podía comprar, un amor que yo creía incondicional, nacido de la cul
voz me sorprendió por su ca
us ojos antes de que lo oculta
i. Sabía que
ndo a una velocidad vertiginosa. El pla
dije, caminando hacia el teléfono. "Yo me encargo de q
una sonrisa r
a mejor
rqué un número en el teléfono, el de Arturo, mi capataz,
o que vengas a la casa principal. Ahora
lo una resolución de hielo. Esta vez, la tormenta no nos