a arena vibraba con la energía de miles de fanáticos gritando el nombre de Mateo. Las
rior, me llenaba de orgullo y nerviosis
las primeras filas, se det
io un vuelco
radical. La chica qu
olores del equipo de Mateo, gritando su nombre con una devoción febril. Sus
agudo, el frío extendiéndose por mi cuerpo, la sonri
urrado a la fanática justo antes de que me atac
el obstáculo para su feli
los medios. Había armado a esta chica inest
Carla no solo me había matado, había usado a esta
e en el presente. Esta vez, esa chica no me
er cerca del área de prensa. Las cámaras se
sonriendo a los periodistas, lucien
e te asegura el título! ¿Cómo t
otas de sudor en su frente, una señal de que la deshidratación y el pánico ya estaban
beso en la mejilla, un gest
ago se r
s en la multitud. Su expresión cambió, una mezc
mí, abriéndose paso entre la gente. Carla
o aquí?", siseó Mateo, incli
re, ¿no?", respondí con indiferenci
l hospital! ¡Necesito ese dinero! ¡Y tú me cuel
i problema", repetí, miránd
ándose. "Solo... solo dime qué hacer en el tercer asalt
ue yo hiciera mi trabajo, que le diera la estrategia que le haría gan
iera responder,
zo. "No la necesitas. Tú eres un campeón p
rada de resentimiento antes
ellos. Vi a Carla señalarme discretamente,
lemente alguna humillación púb
ara mis
es i
abría un "después del
en metálico para la
uturo brillant
rtiría en cenizas. Y yo estaría allí p