el pasillo, sus pasos resonan
el botón, la puerta del apartament
erminado
salió y la alcanzó en dos zancadas, su
, sin más? ¿Después de humi
incredulidad luchando contra el agotami
ente roto, "¡Isabella es mi futuro! ¡Lo es todo! Y
maleta con
enes a nadie! ¡No tienes trabajo! ¡V
n un suave tintineo,
trar, pero Marco se inter
sta que me pidas perdón," exi
ate, M
baja, más amenazante, "pide perdón po
ento de al lado se abrió y apareció Isabell
estás haciendo? ¡Vam
n el pasillo, su e
petó a Sofía, "¿No te quedó c
y lo tomó del br
le la pena, es solo un
ugar de calmar a Marco, pareci
marioneta por Isabella, combinado con
furia ciega, se
culpable de
emp
fue un golpe violento co
quilibrada por el peso de la male
con un ruido sordo y enfermizo, la maleta se estrelló a su
terior de su cráneo, y por un momento, el mundo s
as manos como si no fueran suyas, el horror
, dando un paso va
bella lo
siseó, tirando de
oluto desprecio, y de repente, s
a boca, sus ojos se a
Dio
hacia adela
sos centímetros de donde yacía Sofía, el olor nauseabundo
el dorso de la mano, su rostro aún pálido pe
rporarse, mareada y con náuseas, "¡Por tu culpa, por tu estúpido
tembloroso, su voz subien
ble! ¡Mala! ¡Intentas ha
r, corrió al lado de Isabell
ila," le susurraba, "respir
finalmente se había puesto de rodillas, co
do a Isabella, la has puesto enferma, si algo le pasa a mi hijo, Sofía,
gó en el aire,
menazaba, la culpaba de un acto violento que él mism
no dij
nada qu
iraba un poco, se agachó y comenzó a recoger sus cosas, metiéndolas
noró a la pareja que la miraba con odio, i
como pudo y, sin dirigirles una sola mirada, cam
entía como un paso hacia la libertad, una libe
o último que escucharon de ella, un eco que se desvanecía
-