a. Fiestas, viajes, compras. Mi nombre apenas se menciona, y cuando se hace, es como una
da, un espectador si
ala de estar. El bebé duerme en su cuna de diseñado
sentador de notici
ca de la carretera costera. El hallazgo se produjo en el mismo barranco donde hace meses se repor
sus labios. Su rostro palidece. El lugar que desc
u reacción y f
i amor? Te pu
a reír, un sonido
.. qué horrible
, llenos de un pánico que no puede ocult
a sí misma, tan bajo que solo
servil y escurridizo llamado Carlos, entra
y novedades sobre lo
ce: "Restos podrían pertenecer a un hombre desapare
iguel no está muerto! ¡Seguro está en alguna parte, gastándose el dinero que me
arlos, su miedo c
e esto? ¿Quieres asustarme
la mirada cómplice que comparte con Rica
ran. Yo todavía estaba vivo, apenas. Logré arrastrarme fuera del coche, con la respiración entrecortada. Mi teléfono estaba destrozado, per
stillero. Se me cayó de las manos temblorosas y rodó un
habían enviado de vuelta. A asegurarse
...",
tillero en el suelo. Una sonri
patrón?", dijo c
ó el pequeño frasco, enviándol
guel. Siempre tan dram
sangre, con la última esperanza pateada hacia el abismo. Él
salir del despacho. Isabella intenta re
e dormir. Se levanta y va a
. "Incluso si fueran sus restos, nadie puede conectarnos
ía, esa bailaorita entrometida, empieza a h
. "Y si empieza a molestar, nos encargaremos de ella.
a. Mi corazón, o lo que
a, su rostro una másca
. ¿Qué te trae por a
da. En sus manos sostiene un viejo
con algunos de sus viejos amigos, músicos... Nadie cree que él simplemente se hay
e Isabella
ombre complicado. Agradezco tu preocupació
rta, pero Sofía pone
"Siento que se lo debo. Su arte me lo dio to
elegado al patio trasero, empieza a ladrar frenéticamente desde el jardín. Es un ladrido
a se so
!", grita, perdiendo la c
arece detr
son fríos como el hielo mientras mira a Sofía. "Creo que la
presencia amenazadora d
o. Buenas
sé que no se rendirá. Ha senti
se cierra, Ricard
a ser un pro
esponde Isabella, su voz ahor
ome. Mi único amigo leal en esa casa de mentiras. Y siento un nuevo tipo de dolor, no por mí, s
oma a la vent
nervios. Siempre lloriqu
ce Isabella sin dudarlo. "No quiero más
con haberme matado. Tienen que borrar cada huella de