ida y la desesperanza silenciosa de las despedidas. Sofía abrazó a su padre, Pe
ara ti más que dolor" , le susurró él, con
á, tu trata
" , dijo con una sonrisa débil. "Además, tu lucha no está aquí, Sofía. Aquí eres la exesposa loc
gastado, mucho más delgado que el de Doñ
d te está esperando. Tiene un pequeño restaurante. Te dará trabajo y un lugar donde
a brotar. El sacrificio de su padre, su fe inq
todo, papá. T
ue traigas a mi nieta de vuelta. Ahora vete, ant
el vehículo se ponía en marcha, vio a su padre de pie en el andén, hacié
l principio, antes de que la máscara se deslizara. Un paseo por el parque, la primera vez que sintió a Luna moverse dentro de ella, la forma en que Ricardo le había tomado la mano, sorpren
ló hasta los huesos. El primo de su padre, un hombre amable
por las calles de la ciudad. "Lo que te han hecho no tien
to, pero era suyo. El olor a ajo y aceite de oliva que subía desd
iendo mesas, haciendo lo que fuera necesario. Por la noche, caía en la cama agotada, pero el sue
sentó con ella d
ás trabajando hasta morir. Tu
inero para e
nes que intentarlo. Tu español es perfecto,
a? La respuesta llegó con
iero estudi
mo si hubiera espe
uchar po
a luchar
ribió ensayos sobre su vida y sus aspiraciones. Puso todo s
estigiosa universidad. La abrió con manos temblor
a no lloró de tristeza, sino de una abrumadora g
papá. Voy a est
lozo al otro l
ña. Sabía que lo harías. Aho
ventana las luces de Madrid. "Haré que se arrep
s emocionales en pasillos de mármol. Ahora se libraría en aulas, bibliotecas y,