su absurda petición. Esa ausencia le dio a Sofía el tiempo que necesitaba para moverse sin interrupciones. Empacó solo lo esencial, sus cosas personales, ropa, libros y los
a, llegó al departamento, alertada p
da cancelada'? ¿Te volviste loca?", exclamó
café, su mano firme
ente eso, Carla. N
perfecto para ti", insistió Carla, confundida. Recordaba a Sofía hablando maravilla
baja. Le contó a su amiga la exigencia del riñón, pero omitió la p
Un riñón? Pero... aun así, ¿no es una razón para
una herramienta. Siempre lo he sido". En su mente, repasó los últimos tres años: las Navidades que pasó sola porque él tení
entró Ricardo. Traía una bolsa de una panad
como si nada hubiera pasado. Su sonrisa se borró a
rdo", respondió Sofía, s
formación. "¿Estás bromeando? ¿Es por lo de anoche? Ya te dije que
ijo ella, cruzá
, luego la de ella. La calma de Sofía lo desconcertaba. Estaba acostumbrado a sus lágrimas, a sus ruegos, no a
o. Hablemos", suplic
ecisión está tomada", repitió
do sonó. Era una ll
dando. "Es sobre Elena. Pero
irse, y no sintió nada. Ni alivio, ni t
al de un antiguo profesor de la universidad, un hombre al que tanto ella c
frágil, apoyada en el brazo de su hermano. Él la condujo a la primera fila, la sentó con cuidado, le arregló el chal sobre los hombros y se s
iaba la espalda para consolarla. Lo vio actuar como el hermano protector y devoto. Y ella, la mujer c
go, un medio para un fin. Y ahora que se negaba a cumplir su papel, simplemente había dejado de existir para él. Con una calma que la asustó, Sofía se levantó antes de que terminara la ceremoni