amientos oscuros. Era mi madre. Su voz,
reo de la universidad. ¡La Nacional! ¡En
expectativas egoístas de los demás. Me pregu
i voz sonó firme, llena de una convicción que no sabí
para poder crecer. Tu padre estaría igual de orgulloso. Por ciert
yo incondicional de mi familia era el ancla q
estaría el set de plumas de caligrafía que siempre había querido, un regalo que mi tía sabía que
erta. Isabela estaba sentada en mi escritorio, la caja abierta a su lado. Tenía una
orrió. "¿Qué estás haciendo?
la, Cami. Encontré este lindo set de plumas. Las voy a tomar prestadas un t
ró. Como si mis pertenenci
je, avanzando hacia ella
a. "Solo es una pluma.
un forcejeo infantil que se intensificó rápidamente. Tiré de la pluma, ella tiró hacia atra negra salpicó, manchando
gundo, mirando el daño. La plu
últimos días explotaron. "¡Te odio!" , grité, mi voz quebrada por la emoción. "¡Llegas
los gritos. Lo que vieron fue a Isabela con el suéter manchado de tinta
n, aprovechó el momento a la perfecci
voz temblorosa. "Y ella... ella se enojó mucho. Me
carada, tan retorcida,
Qué demonios te pasa? ¡Es solo una pluma! ¿Por qué tra
ón fue casi peor. Me estaban condenando sin un ju
o mi voz se ahogó. ¿De qu
te, una idea clara y fría en medio de mi rabia. Sus padres habían
llanto se intensificó, convirtiéndose en sollozos desgarradores. "¿
ia fue su
ido. "Estás siendo cruel. Mírala, está destrozada. Y todo por un
mundo entero. Ahora eran extraños, ciegos y sordos a la ve
una calma gélida. Ya no había nada q
llo, una extraña sensación de liberación me invadió. Habían tomado su decisión. Y sin saberlo, acababan de t
ida acababa de empezar. Y no pod