ños p
. Yo trabajaba duro en una empresa de contabilidad, él era ingeniero.
Los veía en Navidad y en algunos cumpleaños, encuentros l
madre empez
os del corazón y los riñones. Ricardo, por supuesto, estaba
abilidad, como sie
en nuestra casa. Era más fácil para mí cuidarla así, llevarl
e nunca había sido un
está muy sa
de del trabajo? Me tiene
sí que tiene suerte, su
je de una hora en el tráfico, y lo primero que recibía eran reproches. Miguel me dec
os, casi imperceptibles, en los
ma sin cenar. A la media hora, mi madre entró a mi cuarto con un
irarme a los ojos. "Par
e f
que hacía cuando yo era niña y me enfermaba. Un pequeño gesto, casi perdid
mentos eran
uvo que ser hospitalizada, volví a mi rut
ba mis cuidados como si fueran mi oblig
ero, Ricardo hizo su gran aparició
res carísimo y una caja
ientes?", dijo con s
onrisa genuina, de esas que yo no había
que viniste. Te
us fantásticos planes de negocio (que nunca se concretarían), y ella lo es
abía estado limpiándola, dándole de comer, llevándola al baño, ya no
tado" dinero a mi madre de su pensión, ella se qu
ude
urno había terminado. La escena del testamento en la unidad de cuidados intensivos no fue una sorpresa
ra la responsable.