ero que hizo fue ir al dormitorio principal. Abrió el armario y sacó el vestido de novia que colgaba allí, una nube de seda y encaje que alguna vez representó todos sus sueños. Sin una
ta cuando oyó a Mateo entrar en la casa. Subió las
Qué estás
er. Se detuvo en la puerta, mirando el armar
tó, su tono era una mez
nuó doblando su ropa co
dijo sim
? No puedes irte
nte levantando la vista. Sus ojos estaban f
ido, reemplazada por una desesperación que no le sentaba bien. "Lo de ano
o ella, cerrando
paso. "Mira, sé que he sido un idiota. Un completo
atando de rodearlo. "Porq
garró d
arreglaremos. Empezaremo
ltó una
casa donde trajiste a tu amante, don
te go
sa, Mateo. Tengo un corte e
ció enc
idente. Est
z cortante. "Y yo ya me cansé de ser tu s
una idea parec
unos días. Ve a visitar a tu abuela. Despeja tu mente. Cuando r
do considerar la ofert
u tono suavizándose ligerament
o de Mateo. Sonrió, su en
a," dijo, inten
ó como si la hu
ión era palpable. "Nunca más vu
de él se
fía
ame ir. Nece
un momento, luego
tiempo. Pero volverá
de Mateo y la de Isabella. Subieron las escaleras y entraron en el dormitorio principal, la habitación que había sido de Sofía. No se molestaro
abían secado para siempre comenzaron a correr por sus mejillas. No eran lágrimas de tristeza, sino
la luna, una astilla de plata en el cielo oscuro. Y su
z, no v