éptico y a muerte inminente. Yo, Elena, yacía en la cama, con el cuerpo surcado por tubos que me mantení
, Ricardo, el magnate inmobiliario que yo había ayudado a levantar desde la nada,
quiera, ahora estaban fijos en un fajo de papeles que sostenía en su mano. Su traje a
ienes que
mpujó los papeles sobre la colcha. Era un acuerdo. Un documento qu
el
n nuestras vidas como una brisa fresca y se había convertido en
en su rostro un atisbo de compasión, de amor filial.
favor, so
z era una copia d
re de negocios'. Tú... tú solo fuiste una socia
r mi propio patrimonio para financiar sus primeros proyectos, de usar mis contactos para abrirl
cia op
de mis labios. El monitor cardí
vi una sinceridad brutal, la sincerida
te amé,
ndo a mi alreded
ero a quien siempre amé, a quien siempre deseé, fue a Camila. Desde e
se convirtió en un chi
sa, cayó inerte a
pedazos, con el eco de su
uri
enc
yo de sol cáli
tal. Era el techo familiar de mi antiguo departamento de soltera, c
en años. Miré mis manos. No eran las manos huesudas y pálidas de una enferm
ba v
ba j
levanté, mis piernas se sentían extrañamente fir
zón se
a y un ramo de mis flores favoritas en la mano. Y justo detrás
que Ricardo me propuso matrimonio. El día en que Cam
comenzó m
la pu
, veneno puro. Se arrodilló, justo como en mi recuer
ción y envidia. La misma mirada que mantuvo durante año
, lloré de felici
risa fría se dibu
N
ió de mi boca,
dido. La sonrisa se cong
, disfrutando de su desconcier
a su altura, mirándolo
puesta a considerar una sociedad de negocios. Con términos m
a, su expresión era una mezcla de sorpresa y c
y abriendo la puerta de par en par. "Tengo muc
me apoyé en ella, mi cuerpo temblaba, pero no de deb
ché sus voces a través
usurró Ricardo, su tono ya no
vez que la convenzas de la sociedad, la tendrás en la palma de tu mano. Ella es solo un escalón, ¿r
rdo, su voz se suavizó. "Eres
ta fuerza que mis uñas s
ca
yo par
sta
o no sería
a el pr