a en todas las redes sociales. Decidí que no iba a gastar ni un segundo más de mi ene
as, pero se quedaban por el sabor único de mis salsas. El mole que antes servía en p
o constante de mi fracaso en el pequeño departamen
pado en la azotea de su casa, justo al lado de su huerto urbano. Le ofrecí pagarle
y a hierbabuena. Tenía un espacio tranquilo para estudiar el libro de mi abuel
resionar a Valentina era un pozo sin fondo. La última extravagancia fue un dron que sobrevoló un fest
ía un gesto romántico, pero yo sabía lo
rcado. Su rostro estaba desencajado por el estrés. Colgó y pateó la llanta de su lujos
f que trabajaba cerca de uno de l
a polvo, que la carne de los tacos está dura. Ayer vi cómo descargaban cajas de ingr
ero sí me dolió. Estaba destro
acto de su nuevo círculo de reggaetoneros le presentó a un prestamista de d
"soleado". Apareció en redes con un bolso nuevo de miles de dólares.
hacer pop-ups en galerías de arte y mercados de diseño. Un día, un conocido
icó al día siguien
aqueña en la Ciudad de México vive en un humilde puesto de mercado. Sofía Romero no solo co
ió cientos de veces. Mi t
mportante publicó una reseña mor
ramos platillos sin alma, con ingredientes de baja calidad y una ejecución mediocre. El C
u autenticidad, mientras el suyo se empañaba por su falseda