eléfono de trabajo empezó a sonar. Era el jefe de la
a masivo en las colinas de Santa Mónica. Una comunidad
pio drama personal y su mente de bombero se activó al in
groso. El terreno es inestable, sigue lloviendo y se esperan más derrumbes.
Aun así, una estúpida punzada de deber lo invadió. ¿Y si no volvía? ¿Y si esta era la última vez? A pesar de todo el dolor y la traició
pero se detuvo antes de llamar. Por la ventana, vio una escena que lo congeló en el sitio. Ana no estaba llorando ni desesperada. Estaba radiante. Llevaba un elegante
acer ruido. El sonido de la r
reguntó Gustavo, su
verlo. La molestia volvió a su rostro. "
ica. Es peligroso" . Esperaba una reacción,
nto muy importante esta noche. Una gala benéfica para su fundación
ridad y piedad, que Gustavo solo pudo sentir náuseas. Su vida podría est
, mirándola fijamente. "D
nzarle a Gustavo una mirada de triunfo. Los vio subir al coche de lujo de Ana y marcharse, dejándolo solo en medio de la sala, con el eco de sus risas y el olor de su perfume caro
ablar del divorcio. Te veo en el café 'El Mirador' en una hora. Es importante" . Eligió ese lugar porque estaba
ndió casi de inmediato: "Est
Pasó una hora. Luego otra. El café que había pedido se enfrió. La noche cayó sobre la ciudad, y las luces empeza
ar. Pero no venía sola. Ricardo caminaba a su lado, y llevaba
o" , dijo Ana, sin mir
les firmados esta noche" , dijo Gus
a te dije que no. Además, ¿qué prisa tienes
ías ser más comprensivo. Ella tiene responsabilidades, una imagen que mantener. Tu trab
nvertido mi vida en un infierno! ¡Y tú!" , dijo, señalando a Ana. "Me voy a enfrentar a un desastre nat
ar. Ana lo tomó en brazos y lo acunó, lanzándole a Gustavo una mirada de puro odio, como si él fuera el culpable de to
había nada que salvar. No quedaba nada. Se levantó de la mesa, dispues
eza golpeó con fuerza el borde de una jardinera de concreto. El mundo se volvió borroso y sintió un dolor agudo y punzante en la parte posterior d
e y la voz de Ricardo diciendo: "¡Vámonos, Ana!
erpo inerte en el suelo, y luego miró a Ricardo y al niño. Y eligió. Se dio la vuelta y se fue con ellos, sin mirar atrás, aba