s de que ella le había destrozado el día de su boda? Era una generosidad que no merecía, y la
preguntó Elena, su
te sonrisa. "No quiero que este día sea solo un ma
cosa que no fuera el dolor punzante de su reciente des
ez en mucho tiempo, él no parecía tenso ni agobiado. Sus hombros se relajaron un poco y sus o
r primero y luego subir a la montaña. Conozco
blar, tal vez podría empezar a entender al hombre que tenía delante, el hombre que e
rdo sonó. Él miró la pantalla y toda la calidez se desvan
estó bruscamente.
n en la voz de Ricardo era palpable. Sus respuestas eran cortas y
a expresión de disculpa que ella cono
ísimo. Surgió una emer
de una fachada de calma. Era una reacción ensayada, perfecciona
con una voz más serena de lo
ón. En su vida anterior, ella habría discutido, s
para que se encargue...", empezó a decir, p
na, y una sonrisa irónica y triste se dibujó en sus labios. "
problema tras otro. Siempre había una "emergencia", una llamada a deshoras, una razón para dejarla sola. Ella siempre había pensado que era una excusa
lidad que sospechaba que estaban usando. Le había dicho que se estaba metiendo en problemas, que ese proyecto lo consumiría. Pero él nunca la e
alvarlo a él también. Tenía que asegurarse de que él fuera feliz, y eso significaba protegerlo de los e
esignación que él no podía comprender. "Tu trabajo e
del todo. Se quedó sola en la plaza, el sonido de los mariachis de fondo ahora sonaba hueco y triste. Su s
esolución tomó forma. Si no podía tener el amor que quería, al menos podía cumplir con su deber. Se aseguraría de que Ricardo estuviera a salvo