anco y puro que colgaba en la puerta del armario. Por un momento, se sintió confundida, como si estuvi

etido de entonces, el hombre con el que se había casado.

e ves muy pálida. ¿Son

Era el shock absoluto de la realidad. Tomó su celular de la mesita de noche, y la pantalla confi

n la mañana del día que había mar

surró, sintiendo un escalo

ras su corazón anhelaba en secreto a otro hombre, Mateo, el carismático y famoso mariachi que le había robado el aliento. Recordó la última escena de es

e tenía, de empujarlo fuera del camino. Recordó el impacto brutal, el sonido del metal reto

dad. Durante diez años, había culpado a Ricardo por su infelicidad, por la presión de sus familias, por la estabilidad que él representa

a y clara, comenzó a emerger en su mente resucitada. A pesar de su anhelo por Mateo, Ricardo siempre había estado ahí, paciente, amable, incondicional.

ta era su oportunidad de arreglarlo todo. No podía volver a cometer el mismo er

blando pero firme. "No puedo

ansformó en shock y luego en un dolor prof

día de nuestra boda. Todo está listo

la cama y alejándose del vestido de novia como si que

Si son nervios, podemos hablarlo. Podemos posponerlo si es n

inquebrantable. Esta vez, no se dejaría llevar por la presión. Esta vez, elegiría su propio camino. Buscó en su teléfono la foto de Mateo

¡Mucha suerte hoy, Elena! Te veré brillar" de ha

dijo, ignorando las

lanco, al hombre que la amaba de verdad, y la vida que ya había demostrado ser un callejón sin salida. Esta vez, iba a pe