dome de un sueño intranquilo. Eran las dos de la madrugada. Miré por la mirilla y vi a
! ¡Es una emergencia!",
í la puerta. "L
o un levantamiento complicado con Camila, ella resbaló y él se torció la espald
nté, aunque ya podía
medicamento específico que tú sabes dónde guarda y cómo administrar. Él siempre decía que solo confia
La idea de ayudar al hombre que me había destrozado la vida era repulsiva. Pero la imagen de alguien sufriendo un d
spiré, derrotada por
a era patética. Mateo estaba en el suelo, pálido y sudando frío, incapaz de
ó Mateo al verme, su voz tensa por el dolor. "
a jeringa. Al arrodillarme a su lado, el esfuerzo me
el músculo derech
, mi rodilla mala se dobló en un ángulo incorrecto y un dolor cegador
. La puerta estaba entreabierta y escuché a Mateo hablando con
a casa y asegúrate de que cene al
desmayó por el dolor. Tal vez d
eocupes por ella. Es más fuerte de lo que parece. Además, nunca me dejaría. Puede
el desprecio, la absoluta certeza en su voz. Fue co
una claridad cristalina y definitiva. Él no me veía como una persona, sino como una
ndonaron a Mateo para siempre. No con ira, no con dolor, si
ubrayar mi decisión, el teléf
melosa por el altavoz. "Leo me trajo a casa, pero e
muevas, voy para allá", dijo
no había mostrado por mí. Caminó hacia la salida de la oficina, p
o entero estaban centrados en Camila. Me ignoró por co
s lo veía alejarse, repasé en mi mente todas las veces que había hecho exactamente lo mismo: dejarme
, sino para grabar a fuego esa imagen en mi memoria: la espalda de Mateo alejándose