ital era helado, pero nada com
e mi carrera como bailarina, de mi sueño, de
e amé y en quien confié ciegamente, me dio cha
el mareo me invadió y mi rodilla
ntes se disipaba y escuché voces que no debieron es
que nadie sospecha
rágico accidente. Su rodilla está destrozada, nunca volverá a bailar. El papel prin
y prolongado se
trozado el cu
rlos, pero una frialdad ca
ternura fingida, pero su telé
voy para allá", mintió, y me dejó
s: "Pobre la chica de la 203. Su novio
ñalada, pero entre la o
blorosas, mar
u propuesta de matrim