, cada rincón, estaba impregnado de recuerdos que ahora sabían a veneno. Apoyada en mis
ado, los trajes que había elegido para sus estrenos, los jeans gastad
afía. Todo a la pila. Fui al baño y vacié sus productos, su loción de
un par de zapatitos de bebé de estambre blanco. Los habíamos comprado juntos hac
El dolor, que había mantenido a raya con una cora
desde el "accidente", lloré. Lloré por la bailarina que ya no era, por
os tiré encima de la montaña de sus cosas. Luego, con una calma espeluznante, llamé a un servicio de recole
un ensayo, ni para recordar lo que había pe
como asistente de coreografía, un puesto que Mateo había creado para mí, para "manten
gues?", me preguntó Laura, la jefa d
tar mi renuncia", dije, poniend
de asistente. Puedes tomarte una licencia médica, no tienes que ren
sito un cambio completo. Agradezco la oportunidad, pero mi de
deseamos lo mejor. Eres una gran trabajadora y un
ndome más ligera. U
nó. Era Mateo. Por primer
gritó al otro lado de la línea, sin siquiera un "hola"
arte mis decisiones, Mate
¡Claro que tienes que consultarme!", insistió, su
soy tu prometid
e Camila de fondo, melosa y posesiva. "Mi amor, ¿con quién hablas? Ven a ver
ve y cariñoso. Luego, volviendo a hablarme, su voz se tornó dura de nuevo. "Mira, Sofía,
s", le dije. "
é el teléfono y
durante semanas. El perfil de Camila era público. La última foto, subida hacía apenas u
pie de foto decía: "Celebrando mi nuevo papel protagónico con el mejor coreógrafo y
d. Estaba sola, pero por primera vez en mucho tiempo, no me sentía perdida. Tenía