or, un ciclo de servir a la familia de narcotraficantes que la mantenía prisionera. No era una prisionera con cadenas, sino una con un lazo invisible y mucho más fuert
re, un detective condecorado, murió en un tiroteo. Los dejó huérfanos y vulnerables, y la serpiente no tardó en encontrar su nido. La familia a la que su padre investigaba, lo
umbaba en las paredes, un ruido que contrastaba violentamente con el silencio enfermo de la habitación de M
", le espetó Ricardo,
r los antibióticos que le había suplicado al médico de la fam
edalla de plata pesada, con un águila grabada. Era lo único que había logrado salvar de su antigua casa, junto con su dcon una cicatriz en la ceja, la vio parada un segu
ahí, bonita?
re metió la mano en su bolsillo y sacó la meda
o. Un peda
sala. Elena sintió que
dijo en voz ba
a llamar a tu papi el policía
sonrisa torcida, arrojó la medalla al suelo de mármol. El golpe resonó, un sonido metálico y triste. La medal
or amargo en su boca. Ricardo vio la escena desde el otro lado de la sala. No hizo nada para detener a su hombre.
ndo cerca de la me
ila. Y dile al doctor que revise al m
de su hermano fue peor que el insulto a la medalla. Elena apretó los puños, las uñas clavándose en las p
te, mirando el águila dañada, tomó una decisión. No podía seguir así. No iba a dejar que Miguel muriera en esa casa,ni a limpiar. Fue a la biblioteca de Ricardo, un lugar al que tenía prohibido entrar. Sabía que allí, en un cajón cerrado con llave, R
ró lo que buscaba. Tomó una foto rápida con el viejo teléfono que le permitían usar para e
n de Ricardo se abrió. Él salió, con una copa de vin
despierta
vaso de agua", mintió Elena
Mañana te necesito temprano. Hay un encargo importante en la sier
olencia. No había vuelta atrás. Tenía que sacar a Miguel de allí, y tenía que hacerlo ya. Apr