cimos en la universidad, yo estudiaba arte y él, economía, dos mundos que chocaron en la cafetería cuando accidentalmente de
cocinando pasta barata y soñando con un futuro que parecía tan brillante y alcanzable, él no tenía mucho dinero entonces, o eso creía yo, pero tenía ambición y una forma de mirarme que
conómicos de mi padre apenas comenzaban, pero con Diego a mi lado, sentía
un martes,
ío, sus cosas se habían ido, sus amigos no sabían nada, o eso decían, sus miradas esquivas me decían lo contrario, lo busqué durante semanas, meses, llamando a hospitales, a la policía, sintien
una montaña insuperable, y luego, el golpe final, mi madre fue acusada de fraude, un chivo expiatorio en un juego de hombres poderosos, y la enviar
ió a usar su belleza como una herramienta, su inteligencia como un arma y su corazón como una piedra, fue así como conocí a Ricardo, el heredero de
caprichos a cambio de la promesa de ayuda, una promesa que él mantení
no, Diego estaba de vuelta, no como mi salvado
to para respirar, para recomponerme, el reflejo en el espejo me devolvió la imagen de una desconocida
un clic, era Diego, su presencia llenó el p
gruñido bajo, lleno de una ira que no entendía, "¿Dejar
interior, ¿él, de todas las personas, se atrevía a juzgarme? ¿El hom
convertiste tú? Desapareciste, Diego, te fuiste sin una palabra, ¿qué esperabas q
dado," dijo, dand
íos, "Yo estaba sola, y tuve que hacer lo que tenía que hacer para sobrevi
e burló, su rostro se ensombreció,
or qué estás aquí ahora, y sinceramente, ya no me importa, ahora, si me disculpas, tengo q