, ¡eso no e
n detective con cara de pocos amigos, el detecti
miente, señ
de bolas. Tenía una expresión demente, una locura que nunca había visto en mi propio rostro. En su
ía res
mi voz rota. "¡Alguien
encargada del centro de juegos la identificó. El gerente del centro comercia
borrón. Recuerdo haber dejado a Leo, recuerdo haber
con mi marido!" insist
ba destrozado por el dolor, sus ojos rojos e hinc
su voz temblorosa. "¿Por qué l
a. "¿Tú también?
rtando la mirada. "La encargada dijo qu
chillé. "¡Nunca l
or Castillo, ¿puede es
más. Me dejó sola con la acusación, sola con la
hora dura y oficial, "queda detenida por
no me sostenían. Mientras me sacaban de la habitació