r. Estaba perfeccionando un nuevo postre, imaginando el día en que lo serviríamos en nuestra propia pastelería, la que llevaría
e granito. Era una notificación de In
me golpeó con la fuerza de
anos estaban entrelazadas. La bata de hospital se le resbalaba por un
laración pública que aniqu
xige el sacrificio más valien
a cocina. El sueño de nuestro hijo, de nuestra pastelería, de n
la publicación. Un acto mecánico, vacío, un último ec
z, usualmente melosa y calculada para sus segu
o Máximo me necesitaba. Su riñón falló, estaba muriendo
o más hondo en la tumba de lo que habíamos sido. No se
mi voz plana,
Eres el mejor esposo del mu
No podía segu
abó, L
Pude imaginar su rostro, la confusión dan
? ¡Acabo de salvar una vida! ¿No ent
Abortaste a nuestro hijo sin mi permi
amor, Roy. Un amor que tú, con tu vida tan s
ma palabra que
s, Lu
sordecedor. Miré el postre a medio hacer sobre la mesa, una creación