do mi vida, mi carrera, mi fortuna familiar, el padre de m
mi voz era un murmullo ahogad
que me reconociera. Señalé a los niños
risa hueca que reson
Se agachó, su rostro a centímetros del mío. El olor de su colonia, l
ujer. Todo ac
Miré la pantalla. Era mi propio número. Lo había programado pa
o una voz cargada de
stáis? Os estoy esperando. Los ni
ios gritos ahogados a través
toy aquí, en la joyería, mirando un regalito para Sofía. ¿Cre
en su sonrisa. La venda me apretaba, las lágrimas me quemaban la piel,
aplaudió
res un marido tan
ió él, sin dejar de mirarme.
e siguió fue más aterrador que l
mpezamos l