inamente buena, y su hospitalidad hacía que todo fuera aún m
cortaba la comida a Sofí
apartaba un mechón
s manos se encontr
e ellos era un recuerdo doloroso, una repetición de nuestr
ía estado buscando, que estaban desesperados por verlo. Vi la du
la que l
la de él. «Es tu pasado. Tienes derecho a conocerlo.
stencia se desvaneció. «Si
una excusa para estar cerca de él, una forma de tortura autoimpu
o mi atención estaba en el espejo retrovisor. Los veía en el asiento trasero. Sofía se quedó dormida, apoyando
ontraron por un segundo. No había nada en su mirada, solo la cortes
yo no e
illo. Había llamado a la madre de Máximo, Isabel,
a abrazar a Máximo. Él se quedó rígido,
n una sonrisa forzada. «Y tú debes s
. «Gracias por recibirnos. León e
de Sofía, y en sus ojos vi un profund
bel me encontró en el jardín. Se sentó a
No sé qué decir. Verlo
no recuerda. Y ella es una b
la que ha sufrido durante tres año
cayendo sobre mí. «El Máximo que yo conocí ya no existe