ajo el sol de La Rioja. El aire olía a tierra húmeda y uvas maduras. Pregunté por un hombre que había
na casa de piedra con un porc
Má
Máx
una simple camisa de trabajo y pantalones manchados de tierra. Estaba de espaldas
es la vi
a y una sonrisa amable. Y estaba visiblemente embarazada, su vi
ra dolorosamente familiar. Le susurró algo al oído y e
sin fuerza sobre mi regazo. Este no era el reencuentro que había imaginado mil veces en mis noch
ombre que amaba a otra mujer, u
ar, pasaron sobre mí sin un destello de reconocimiento. Me miró
sico. Sentí que mi corazón enfermo
más tarde, notó mi presen
edo ayudarl
expresión era una mezcla de cu
Soy yo, Elena, tu prometida", murieron en mi garganta. Decirlas ahora sería
a. «Yo... soy una vieja amiga de
é a M
nfundido. «¿Mi familia
sma, pero las pal
en su espalda. «León, cariño, no seas grosero. P
ombre. Habían borrado a Máximo
una sonrisa que se sentía c