dé sin
ombre fue borrado de los carteles, de los program
o de Máximo, me dio la espalda. Las mismas persona
ue se enamoró
adie que resultó ser Máxim
igio quería contratarme. Era la mujer que h
pido. Vendí las pocas
ba el orgullo, y eso
eña peña flamenca en un barrio alejado. Un lugar don
eza y vino, limpiaba los baños y escuchaba
marga. La gran Luciana Castillo, de
iaba las mesas después d
imo y su
a, pidiendo el vino más car
go. Sus risas resonab
otra vez. ¿Cómo se sintió cua
atriz casi invisible en la sien. "Fue...
uno de ell
quí. La reina del flamenco, a
Sus miradas eran c
en sus ojos. Solo una fría curiosidad, como si es
ia y vergüenza. Apreté el trapo húmedo en mi m