a cafetería, un hervidero de estudiantes con los nervios a flor de piel. Justo al lado, la universidad más prestigio
ambio, se esta
ado la saturación a la vida. Luego, una niebla gris se instaló e
ericano para la mesa cuatro!"
s tazas de cerámica blanca eran solo manchas borrosas. El vapor silbante
o nadie me escuchó por
obre mi última escena. Me desplomé, el sonido de la porcelana rompiéndos
s competencias de cata. Me convertí en una carga, una sombra que se movía a tientas por
is manos podían reemplazar a mis ojos. Mi paladar, antes mi o
milla de masajes de mi pequeño
í sus voces. Eran clientes de la cafetería, de aquel día. Mi m
ero con el mismo tono arrogante. "El barista se quedó ciego de repente, todo el mundo s
lculadora, la de Máxim
encargué de ello. Necesitaba una distracción,
. No fue un accidente. Mi vida no
tó Víctor, con un nervi
udiera rastrear. Una pena por el tipo, pero
Pero mi cuerpo estaba paralizado por e
ista?", preg
ede ver, no puede hac
escuchado. L
moverme. Tenía que ir a la policía. Tenía que hacer
se abrió de nuevo. No
es. Caí al suelo, un charco caliente extendiéndose bajo mi cuer
ces, de
del sol de la mañana me cegó por un instante. Podía ver. Podía ver los colores vibrantes de los pasteles de Lina en
un americano para la mes
día. Veinte
. Faltaban diez minutos p
ía la víctima. S