ientras la empujaba hacia la oscuridad de la bodega
nada, Elena. ¡N
número. Su lealtad a mi hermano
lado de la línea antes de que la voz de
s, Elena? Es
Están rompiendo la puerta!", grit
isa cruel. La voz de Isabela
que me heló la sangre. "Ya sé que habéis vuelto, las dos. ¿Creéis que voy
co
teléfono, con los ojos lle
ido decir? ¿Q
a principal de la casa se vino abajo con un estruendo ensorde
asa! ¡El jefe los qui
apoderó de Elena. Ente
ras. La oscuridad era casi total, solo rota por la débil luz de la
, le susurré, guiándola. "Lleva a los v
seguían. Habían enc
bailaba por las paredes
. Me empujó hacia un pasadi
que nunca le había visto. "Yo los distraeré. Co
na! ¡Ven
ado la vuelta. Salió al
otas! ¡Es
y correr tras ella. Luego, un
por el pasadizo oscuro, con Mateo en brazos y el e
as me rozó el brazo, un
guí cor
ejandro. Él me ayudaría. Él era m