sentí fue el f
nunca había conocido. Sus ojos, que antes me mira
iendo a vino caro y a locura, "la mata
er. La sangre l
odo era po
a finca para irse con ella a una estúpida fi
a Elena, su esposa embarazada. A mi sobrino Mateo, de tres
or una nota falsa que Isabela dejó antes
abela", fue su
la os
istales rotos me d
la finca. El olor a lavanda de las sábanas e
, desde la planta baja
ban
a vuelto. Justo al pr
descalza por el pasillo helado hasta la habi
, se despertó asustada por el ruido. Mateo dor
ntó, con la voz somnolienta y la m
, tirando de su brazo. "
a. El niño se quejó en s
é pasa?", Elena estaba
ué, arrastrándolos por el p
l, una pérdida de tiempo precioso que nos costaría la vi
mero de emergencias
on la voz temblorosa pero firme. "Están forz
una puerta secreta. Era la entrada a la bodega vieja,
, le insis
ipal se convirtieron en el so
a punto