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Historia

Capítulo 5 Mamadas masivas oscuras

Palabras:1361    |    Actualizado en: 13/06/2025

eando la garganta. Pero yo no sentí ningún chorro; el esperma

os por el tronco con la boca llena de esperma. Los espasmos del orgasmo com

poco a la normalidad. Un par de veces más sumergí

nde salió resbalando de mi boca y golpeó su escroto. Yo me enderecé, jugueteé con la lengua en l

gustaba que nadie intentara hacerse mi amigo, que no se llenaran de declaraciones de amor ni me pusieran motes cariñosos. La verdad es que detesto todo ese sentim

nte necesidad de refrescarme y tomar algo, pues en l

i a unos hombres conocidos con los que me había encont

a y me sequé con la toalla. Tenía muchas ganas de quedarme desnuda, pe

fé con leche. Mi nuevo conocido me preguntó si había lograd

í y s

e tiempo de acabarme. Aun a

n general, del club sólo guardaba las mejores impresione

e limpios, incluso tras recorrer los tres pisos. Eso dejaba una impresión muy agradable de la sauna en su conjunto. Pero lo más importante era el agua completamente transparente de la piscina y la ausencia total de olor a moho. Se

os a disfrutar de las instalaciones de ese local tan particular.

empre estaba lleno de gente. Dejé la toalla colgada al ent

la sauna, llegaban claros gemidos. Alguna de las chicas succion

lo pensarlo, mi excitación se desbordó y empecé a masturbarme ligeramente mientras me acercaba a aquel

inequívoca. Al avanzar me esforzaba por rozar

ca que lo succionaba: tantearía alguna polla y la llevaría a mi boca. De solo imaginarlo y de escuchar los sonidos de placer, mis agujeros se contraían

Pronto la mano del desconocido empezó a explorarme con mayor agresividad, y la otra mano o

a acariciarme con la lengua el capullo, cálido, resbaladizo, y suave. La lengua se d

riptibles. Se nos unió otro hombre y su polla quedó junto

xtasiado, pero dejó de acariciarme. Aprovechando que mi partenaire estaba ocupad

en. Deslicé toda mi palma desde el muslo hasta el vientre y bajé hasta e

gado a mí. Debo decir que en la sauna solo se escucha

mosas del porno. Y en ese silencio, oía claramente

los oídos. El hombre que se acercó rozó mi labios con el glande y se det

lo. Gracias a sus modestas dimensiones, mis labios baja

o que siguió ya lo he descrito antes: lo chupé hasta que mi boca s

en mi boca llegaba otro. La polla blanda y resbalad

ero como yo estaba ocupada y concentrada en otro, y la postura era incómoda, no pudo llevarme al orgasmo; tras un rato abandonó su empeño y se des

o conseguí acabar. Siempr

el momento de irme; mi turno había acabado. Ade

sequé y me fui al vestuario. Allí cogí de mi taquilla la solución antiséptica que

ón contra posibles enfermed

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