entrar de prácticas en l
vida. Pero en el primer día el asistente de m
uesto, Ílya Víktorovich me observaba. Claro que me halagaba la atención de
del trabajo, para que habláram
o termines las prácticas, te quedes a trabajar co
sueño de todo nuestro curso en la universidad. Pero yo había oído qu
a propuest
abajo sobre la mesa. Me quedé pasmada por la sorpresa. Con su cuerpo
staba. En ese momento
Pero ponte un prese
ervativo? Solo estorba al amor
¿Y luego qué? ¿Tomar pastillas por un embarazo no deseado?
orden. Obediente, abrí las pie
as para que arqueara más el trasero. L
excitación recorrió mi cuerpo. Mi entrepierna se
a separar mis nalgas y a rozar
ó explorando mi agujerito trasero mientras yo permanecía e
cho anal? – pre
si me ahogo co
– acariciaba mi anillo anal, jugueteándo
h... No, por favo
e es un poco raro. ¡Lueg
entí su aliento cuando abría mis nalgas hacia los lados. Era un p
, sin decir nada. Luego lamió mi anillo, soltó
ka Arjípov. Teníamos sexo un par de veces por semana, cinco minutos cada vez. Él nunca tocaba mi tras
ndo salía la lubricación natural, su miembro empezaba a deslizarse y yo sentía algo que me volvía loca. Solo que duraba muy poco. Nunca llegué a tener un orgasm
con un desconocido en una fiesta. Fue aún peor. Se movió un
me excitaba muchísimo. Lo que hacía me volvía loca. Su lengua acariciaba mi a
e placentero. Nunca habría imaginado que un hombre lamiera mi trasero.
ra mi entrada, empujando con suavidad. Me incomodó, pero
úrate!
persona presente, y más si era el asistente de mi jefe. D
netró con un dedo en el ano, interrumpiendo de vez en cuando, separando mis nalgas y lamiendo mi ano. Luego esc
a rendija? ¿Alguna vez te has m
mucho, aunque lo había probado con el dedo tras
gran temblor rec
as volvía a introducir su dedo en mi trasero y comenzaba a girarlo despacio. Sentía una dulce languidez; mi cuerpo re
i cabello con los dedos. Lo siguiente que sentí fue un tímido roce de sus
por el contorno de mi anillo arrugado, eran ta
da, alargándose cada vez más. Yo intentaba co
rría, pero al mismo tiempo quería seguir. Sabía par
d... – no sabía cómo acabar. Ninguna palabr
raba con profundidad. Las caricias de Ílya
con cada segundo junto a Ílya, mi clítoris latía co
su lengua empezó a follar literalmente mi trasero. La excitación
bajó los pantalones junto con los bóxers; s