dos. Lo abracé con las piernas alrededor de su cintura, y luego levanté las piern

. sí..

oducirse lo más profundo posible. Sin importar cuán fuerte y profundo penetrara, yo solo gemía con aún más fuerza, disfrutando plenamente y sin mostrar rastro al

mis piernas bien abiertas frente a él, y yo me estimulaba e

e... más fuerte... destrózame

la superficie. Apenas sacó su pene de mi interior, Aslán eyaculó de nuevo, y un chorro de semen rebotó en mi vientre, salpicando

ció el cuerpo y corrí hacia otro orgasmo. Apreté con mis piernas su cabeza mientras un temblor sacud

cababa de seducir y poseer, la futura empleada de su empresa. No c

ias palabras: "empiézame como a la última puta, destroza mi bollito..."- y mi rostro se volvió de un rojo intenso.

clinó y me besó con suavidad en los labios, rozando mi pezón izquierdo con la mano. Jugué un instante con un

ándome atentamente como si buscara descifrar algo en cada uno de mis gestos. Aslán deslizó su mano sobre la mía y, al sentir su caric

do mi mirada. - Veo que tienes potencia

a solo del trabajo. Apretando mi mano, alzó la taz

, no dudo de que desempeñarás el pues

do de prueba no me abandonaba. Él apretó mi palma con suavidad y sent

nga un buen día - balbucí al ponerme de pi

uve junto a la puerta. - Aquí todos formamos una gra

lo que creo... estaré dispuesta a todo. Solo pensar que volverá a entrar en mí enciende cada fibra de mi cuerpo. Ante

la entrevista. Justo cuando iba a dar un paso hacia la salida

o picar algo. Nuestro Aslanchik no te va a soltar tan fácilmente. Va

egunté, sin dar cré

a tengo la visa lista, - se rió. - No dejo que mi n

casi se soltó de la sorpresa. - Yo vin

risita burlona y clavó

ia y disponibilidad, ¿no? Aquí todo es intercambiable. A

él? ¿Qué hace Aslán Karimovich con sus secretarias para que no puedan resistir? ¿O es solo casualidad? ¿O

? - pregunté con cautela, aferrándome a la espe

contestó con total naturalidad, como si hablase de lo más normal del mundo. - Tiene

n vértigo interno. Tenía mil preguntas, pe

ban fragmentos de reseñas: la empresa parecía seria. Sí, el nombre era raro

nrisa perversa. - Aslán Karimovich tiene su estilo: a veces

l ceño, sintiendo cómo un

ndo la voz, como si me desvelara un secreto. - Hay acoso, i

tando cómo el miedo se i

na. - Todas somos mujeres a

tido - confesé, con la garganta

presa de una mezcla de terror y excitación, sin atinar a comprender qué me aguar