con tanta fuerza que sentí
itó mi papá
esta vez con una vo
ba descalza, y cada paso sobre la
pregunté al ll
tras se inclinaba para agarrar
ada, inmóvil
ó con un tono que
cocina. Tomé un par de cervezas y las dejé sobr
uelto su hábito favorito. Todas las noches lo mismo: llegaba borracho
recibí fue tan fuerte que me dejó la mejilla roja por
enzó todo. No hay un día específico. Desde qu
por qué era así, por qué lo sop
, Ángel -me dijo-.
hando el ruido del televisor y el choque de botellas vacías c
tes de que mi padre se fuera a trabajar. También debía preparar