mundo más noble y raro q
ar
o a la ducha. Comienzo a repasar todo lo que viví esa tarde. Dejo que el agua recorr
río. Me mira con cierta picardía. Rebe se despide de él, entramos a la casa, volteó para ver que sigue allí detenido. Acelera y me lanza un
a desde la habitación Rebeca, mientras yo cie
Deja la ansi
o para chuchear. Yo me siento a su lado, cruzo mis piernas, tal c
le dirás a nadie sobre
, que no le diré a nadie –me
ía y la frote
ntir o traicionarme nunca
os rodeos. Comienza
s saber algo, que nadie
misteriosa
. Es muy
' fuera d
espiro profundo para to
y fuese libre de aquel secreto. Rebeca me miró atónita, sus o
gundos abrazadas. Com
én lo
cía. Pero ya no quier
Cuéntame ent
or! –digo poniéndole todo la m
nta con lujos d
o sin parar y e
olesta de la cama. Y c
é te
ontesta di
te de la cama y ahora
ama y se sienta com
tes todo y en tres pal
as íntim
ado con ningún chico y aparte mis p
ien! Te
mientras le cuento, ella las va devorando como si e
ustó más?
abios y su lengua s
? ¿Hablas
so labi
a de repelente. Reí sin más poder, me dolían las tripas. Exhausta caímos en e
sturbarme!
esta. Asentí y boca arriba ambas, comenzamos a
n mi clitoris, ella hizo lo mismo, movíamos nuestros dedos de arriba abajo, dejando que frotaran nuestro cartílago rosado. Ella me miraba y yo a
entos. Ella reía con cada roce de sus dedos.
Carajos,
ambas habíamos tenido nuestro primer autoo
que preparó su madre Sarah. Era de coco y papelón, ese peculiar sabor
se dispersara por la ventana para que s
su voz desde la
sos de Soledad
l de ella, la marcó de por vida. Luego que mi padre nos abandonara cuando apenas tenía
Marina, no cambi
igo las cualidades inherentes al mar, su belleza y grandiosidad; refleja seguridad y
oria y ustedes me dirán al fina