aún aturdida por la extraña noche que había vivido, pero la necesidad de abastecerse era más urge
ataba de disfrutar el paisaje, pero no podía dejar de mirar hacia los ar
a hacia el centro, escuchó un grit
r favor, alg
dirección del grito y encontró a una mujer joven, tendida en
¿Cómo puedo ayudarl
, como si su alma fuera una cáscara vací
gusto, ¿sabes? ¡Ayúdam
mujer. Se obligó a mantener la calma, ayudándola con cuidado a sentarse, sacudiénd
nalizara a fondo, y... ¿la estaba oliendo? Silvia la vio inspirar profundamen
tragó
pueblo? -pensó, sintiendo
ja, con manos temblorosas-.
que Silvia se sintió atrapada, como si algo la aprisionara en ese instante. La
con una voz cargada
el aire atrapado en los pulmone
Món
tragando saliva
lvi
si un lazo invisible se tejiera en ese momento, lleno de t
mi casa? Estoy ado
ra persona, pero pudo más su maldita empatía..
espondió con una
s denso, el viento susurraba entre los árboles, y al pasar junto a un pino frondoso, vio una casa que la dejó boquiabierta. Era como un palacio oculto
pequeño y alejado habría una cas
a leerle la mente,
e piensas, eres pres
rendida. No podía ne
hasta lueg
a puerta de su mansión, giró apenas
lo. Pero si te interesa, yo necesito a alguien que
y sin ningún esfuerzo movió las ruedas de
tiendo una mezcla de incomodidad y desconcier
contigo... -pensó, y se
e se perdían en el cielo, las casas eran encantadoras, adornadas con flores frescas, y los niños juga
má, es un
, cál
e detuvo
en su mente, sint
a, negando la paranoia que
será esto? ¿Un pueblo de vampiros y hombres lobo? ¡Q
igió a la tienda donde hab
as, señora
ó la vista con un
, querida. Eres
isa, sintiendo algo de ali
rlo en un lu
ó, con una expr
hermoso... tranqui
ó una ceja
l A
aire misterioso, como si no
ferentes y estrictas, quer
o ocultar su inco
iente y unos sánd
, ya te l
de la mujer, en la calidez de su trato, que le recordaba a su madre... a su madre antes de fa
enterrar, mientras las voces del pueblo, los murmullos de los habitan
ediste -dijo la señora Bernarda, ext
ernarda -respondió
e devolvió
reció mi hu
uy a gusto... es tan acogedora -
de contarle a Bernarda sobre el l
con respecto
rnarda, inclinándose un poco hacia Silvi
a de la cabaña -respondió Sil
s parecieron cambiar de color, como si un destello los atravesara.
e dijo para sí misma, mi
eso creyó Silvia, pues se quedó inmóvil u
da, Bernarda reto
quedarte por poco t
miró, in
urró para sí-. A pesar de la rare
ndieron a Bernarda, quie
sucede algo... no dudes en contárme
intió, ag
ien que necesi
ensó por u
n trabajo... ya ves, es un pueblo peque
gnada. Su mente la l
que trabajar con esa l
r un hilo invisible y mis
irrumpió en la tien
arda, el Alf
ó y, con una agilidad insólita par
o Flavia a Silvia co
.. c
os anoche, ¿verdad? -le lan
se qued
los lobos estuviero
te que había sentido hasta ese momento comenzó a disiparse mien
tiva de
ecordando cada detalle de su encuentro con silvia. Había ido a verla a la cabañ
storia había terminado en desastre. Después de aquello,
ong, siempr
. Tu compañera est
oce años, pero Oliver estaba apát
sintió un estallido de ener
migraña... -se quejó Oliver, mie
sto es diferente... es algo... ¡
ensativo. Shong n
eñora Bernarda que me e
infancia, un pelinegro de ojos azul profundo
ierno sería crudo, y los ataques de renegados una amenaza constante-, sintió de nue
gió en s
era olí,
uedó par
siguiendo ese aroma: a pino recién c
a, con el rostro sonrojado, los o
entro de
compañera... -susurró S
na maldita humana... -pensó Oliver, su m
al lado de Silvia,
lf
a, se dio media vuelta y salió de la tien