sde que sintió la mirada penetrante de la persona sentada en ese sillón, fumando un cigarrillo que la mezclaba con un buen toque de wiski. El beta estaba con la cabeza baja, temblando mientras l
¿
e de tez morena ubicaba el cigarrillo en su b
está m
era al suelo, con una cosa tan simple: con una mirada llena de un brillo oscuro y fueg
edo sentir sus feromonas
nada...-dijo
to sintió el metal frío en su cien. Sus pupilas se achicaron y
del pantalón y apegó su frente contra sus zapatos, su rostro estaba pálido como un papel, sus lágrimas y sudor caían
a, desde un principio no
sabía lo que hacía-d
pasmado por la aparienc
lce ni cálida, sino afilada como una hoja bajo la luz de la luna. El cabello, oscuro como el carbón y recogido en una coleta baja, c
solo observaban, sino que escarbaban dentro del alma, dejando la sensación de haber sido leíd
en su piel. Y, sin embargo, su rostro era de una perfección antinatural, frío, liso como el jade, demasiado hermoso como para ser humano. Un piercing metálico e
cordar que, ante él, incluso la oscuridad podía inclinar la cabeza. Su
-lla
mo de su boca. El hombre de tez morena se
tó, nuestro q
ciento cincuenta mil quinientos veinte y
ededor del tipo arrodillado. -A este paso, de
siguió con una
inter
tez morena quien anteriormente colocó el cigarrillo en la boca
A-
mirara hacia atrás. El miedo lo invadió al ver sus ojos rojos brillantes.Sabía que el Alfa estaba furioso ya que presentó el
-Tienes hasta mañana para da
sintió rá
er
la manzana de su garganta,oche-continuó. -Te buscaré y te sacaré todos los órganos aun cu
parar, tragando montones de saliva. Su cuerpo flaqueó de escalofríos
Kang Ho-Min? -susurró c