no levantar sospechas sobre algo que ni siqu
ya debiera saber eso-. No puedo creer que estés pensando en ir a la universidad. -Completó, con la emoc
a y todavía sin entender muy b
Pasaría la noche fuera, con él, y eso fue suficiente
pensé que los detalles
Explicó, tomando la mochila de la escuela que todavía estaba en mi espalda para que pudiera quedarme solo con la que ella había arreglado pa
da, porque la supuesta visita al campus
ndo mi madre comenzó a guiarme hasta
e vuelta al auto que estaba estacionado allí frente a la recepción, todavía sin creer que realmente iba a via
y vi sus ojos curiosos, pero todo lo que hice fue devolverle la mirada con una expresión que daba la certeza de que no iba a detene
uto y dejó la puerta abierta para que yo entrara. Y lo
hila que todavía estaba abrazando casi inconscientem
estaba justificada o si era una de las cosas que no entendía por
o, paciente, esper
que era para llevarme a una universidad, pero
tuve miedo de encontrar impaciencia en su voz, pero
n poco torpe-. Me e
avía sereno, mientras repetía el familiar ge
la verdad sobre mis motivos para traerte co
ando de armar el rompecabezas q
egunté, ansiosa, con mis o
te, todavía calmado, c
pasar un ti
pero juro que, esta vez, todos los efectos de la confesión de Ar
ue estaba siendo sincero, la otra me cortaba la sonrisa, impidiéndole c
vez un poco decepcionado, pe
Estaba feliz, pero
ando conmigo. -Confesé, avergonzada,
lo quería aún menos cuando vi la forma en q
, y realmente no me gustó cuando pronunció mi nombre
-Insistí, mi voz baja y tímida porque
Madrid en los últimos meses. -Cuando respondió, lo vi masa
solía estar. Y si Ares había venido a Málaga solo por mí, no er
a por el silencio, y finalmente dejé mi mochila a un lado para pode
ría por acercarme de esa forma, tomé su brazo c
alguna, sintiendo que la vergüenza me hacía q
o una risa, solo me sentí más avergonzada y deseé con un poc
n más porque pensé que estaba peleando conmigo, hast
r así, bien cerca de él, mientras me explicaba que iba a Sevilla para una reunión con uno de los clientes de GOTMAN, y despué
no se fue de Madrid solo para verme, no podía dejar de sonreír cada
pués de que subimos al sedán negro, el conductor nos de
io sin pensar, y Ares apoyó la mano en la bas
y dejé que mi cuerpo siguiera el com
a, sin explicar nada más, hasta
sta uno de los departamentos y casi me desplomo cuando entramos y v
ucho más coherente decir que fue cuando vio a Ares-
mente,
abeth. -dijo Ares en respuesta sin cuidado en su
se puso de pie, caminando tranquilamente hasta
me gustaba esta mujer y ni siquiera parecía
abrazo al cumpleañero más sexy? -dij
lamarlo de esa manera o si dejé caer mi mandíbula al d
alejando a la ext
ro luego me miró e inclinó el rostro, curioso, an
o. -dijo, pareciendo diver
esenté, un poco malhumorada, tratando de d
ndo como si se burlara de mí, y luego volvió a mirar a Ares-
ntes, obligándola a apartarse de su camino. Continué parada exactamente en el mismo lugar, siend
o Ares, casi como si y
ez, todavía enfurruñada, y caminé con
ura y tiró de mí con cuidado hasta que me detuve, todavía de pie, entre sus piernas. Luego agarró los extremos del suéter delg
só con sus largos dedos y aflojó el moño de mi camisa hasta que me l
pesar de que yo estaba de pie y él sentado y, por primera vez, lo miraba desde arriba, era