icio Ferrer Enterprises. Era su oportunidad soñada: el puesto de asistente ejecutiva en una de las empresas más im
pecho y su vestido azul de "quiero este trabajo, pero
o para la entrevista de las 10
mpecable y sonrisa mecánica, asintió m
tente del CEO la
la pirámide corporativa en su primera visita. Con un resoplido, presionó el botón del ascenso
una vista panorámica de la ciudad que podría haber salido de una revista. Amelia apenas tu
res, el CEO l
eliminar a los débiles desde el principio. Enderezó la espalda, ajustó el agarre
ina, todo pensamient
detrás de un escritorio imponente con la misma aur
Matías alzó la vista de un documento y, al reconocerla, s
inclinándose hacia atrás en su silla c
ar la situación, apretó s
tó, olvidando cualquier a
y despreocupada, esa que solía des
jo aquí, Amelia. Tú, en cambio... ¿
Enterprises era SU empresa. Había evitado cualquier contacto con Matías durante cinc
jo finalmente, con un tono
ajustado no hacía más que resaltar su porte intimidante. Amelia retrocedió un paso por in
ó un documento en su escritorio-. Aquí está tu currículum, completo con una carta
do toda la semana afinando esa carta. Dedicarle tanto tiem
tu empresa -espetó, con
iándola como si estuviera evalu
lo sabes, qu
dría irse, claro. Pero conseguir esta entrevista no había sido fácil, y la emp
un intento de recup
a que
o se transformó en algo que ella reconoció demasiad
entrevista c
, como si intentara empujarla a renunciar en el acto. Pero Amelia, alimentada por la pura terquedad que siempre había sido s
nó, Matías la miró con una
s el lune
rpadeó,
ignific
erá divertido trabaj
eza en alto, pero por dentro estaba g
ientras su cerebro intentaba comprender lo que acababa de suceder. ¿Contratada? ¿Por Ma
suspiro frustrado. Su reflejo en el espejo del fondo del ascensor
de hacer, Amelia? -m
las detuvo. Y claro, porque el universo no podía ser más cruel, Matías entró al
l para un primer día -dijo con una sonri
ente, decidida a no darle el gusto de
. ya sabes, nuestra pequeña historia, estarías a kilómet
para mirarlo, sus
e Ferrer Enterprises era tu i
io? Me
mismo Matías de siempre. Arrogante, ir
emente eres así con todo el mundo? -pr
a, como si lo estuviera
ontigo. Es.
er. Era injusto que después de cinco años, él siguiera teniendo ese efecto en ella. Como si el
a Amelia er
e que él pudiera decir algo más. No iba a darle el placer de
ería, pero sus pensamientos seguían regresando al mismo lugar. A Matías. A sus ojos os
ibro sobre la mesa co
jo al aire, como si Matías pudiera
rno. Era un mensaje de Lucía, su mejor amiga, y un torbelli
ta? Detalles ya o voy a tu casa y t
no tenía escapatoria, as
mi exmarido, el que ju
egó en menos de
No me digas que se lo cruzó en l
irando fijamente la pant
el destino, Lu.
egó antes de que p
-gritó Lucía, con el rostr
van a pensar que estoy matando a algu
a romántico que he oído en años. Por favor, dime que
o lado de la habitación, como si
l. Bueno... tanto como puede ser cuando tu
capar un grit
as películas donde al final te
na sala de juntas -respondió
ramente disfrutando de
diarias. Esto tiene potencial par
a, no una
omo Matías, tu vida
n poco. Lucía tenía razón en algo: trabaja
Matías la había mirado durante la entrevista, como si disfrutara viendo cuánto podía incomodarla. Recordó
a. Porque no iba a permitir que Matías Ferrer volviera a
s, eso
biera dormido sobre clavos, con el estómago hecho un nudo y una mezcla de ansiedad y orgullo hirviendo en su int
y una blusa blanca de seda que remató con tacones medianos. No iba a dejar que Matías, o cua
acerle la vida imposible? ¿Y si la había contratado solo para verla fracasar? El Matías que había conocid
a cabeza en alto. La recepcionista le dio una sonrisa amable y le indi
de vidrio que ofrecían una vista espectacular de la ciudad. Pero lo que realmente capturó su at
xclusivamente para él. Al verla entrar, levantó la mirada y le dedicó una sonrisa q
z lo suficientemente alta para que to
nsa y avanzó con
hacer esper
mente disfrutando de su esfue
ud. Ven, quiero pre
irme, cargada de autoridad. Era obvio que todos lo respetaban... o le temían. Pero lo que
nte. No era eso. Solo le molestaba que Matías tuviera esa
on una enorme ventana que daba al centro de la ciudad. Sobre el escritorio ya
se casualmente en el borde del escritorio. Su proximidad
que deba empezar? -preguntó, mantenie
si hubiera estado es
repares un informe para nuestra reunión de mañana. Ah, y
s mientras hablaba. Grandes, fuertes, con dedos largos que parecí
nte,
igeramente, apartan
o. Lo ten
s ojos oscuros brillando con
advertencia... no me
ientes. ¿Quién demo
eñor Ferrer. Si algo sé hacer,
ave, que retumbó en
elia. Bienvenida a
forma en que Matías la miraba. Era un juego para él. Una batalla silenciosa de quién t
alejarse de la oficina... y de Matías. Pero, como si el destino estu
siguiendo? -preguntó el
sa suya que bordeaba ent
Pero si lo estuvieras
fulminó co
os alrededor de
a ella, lo suficiente para que
vez que te pones a la defe
. No iba a dejar que él ganara, pero en ese momento, el aire entre e
atrás. Pero podía sentir su mirada quemándole la espalda, como un recordatorio
o por su cuello. La forma en que Matías se acercaba a ella, como si disfrut
o un momento para inhalar profundamente y calmar su acelerado pulso. Era
r que Matías
léfono vibró en el bolso. Sacó el dispositiv
s sobrevivido tu primer día.
l labio inferior, debatiendo si responder o no. Despué
agas perder el tiempo con mensa
al instante, como si h
r." Tan formal... Me gust
te y al mismo tiempo tan encantador? Guardó el teléfono y subió al taxi que acababa
ng con atención meticulosa, anotando puntos clave y posibles mejoras. Era evidente qu
A la forma en que sus ojos oscuros parecían desnudarla con una sola mirada. A
e. Ahora solo quedaba esperar la reunión de mañana y enfrentarse nuev
ilidad antes de que Matías apareciera. Pero, como si el destino se empeñara en bur
ntró, y una sonrisa lenta y dev
elia. Eres puntu
respondió ella, ocupando una si
r. Y debo decir, tus no
a se
cumplido o
petas a un lado y l
ue no suelo dar mucho
o no pudo evitar sentir u
s análisis con confianza, ganándose varias miradas de aprobación. Pero era la reacción de Matías la que más la intr
cluyeron, Matías se p
momento. Necesito di
lgunos con miradas curiosas. Ame
, sin molestarse en o
nte, deteniéndose a solo
onado. No lo e
arqueó
significa que pensaba
algo más en sus ojos est
ctativas. Pero, Amelia, quiero de
uvo la mi
fácil, Matías. Solo n
ca, y por un instante, Amelia
enderá de cómo ju
aunque su cuerpo reaccionaba de
quí para ju
, una que parecía vibra
veremos cuánto tiempo pu
rar atrás. Pero mientras caminaba hacia su oficina
ás que dispuest