img Contrato Nupcial con mi Ex  /  Capítulo 2 La guerra ha comenzado | 66.67%
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Historia

Capítulo 2 La guerra ha comenzado

Palabras:3248    |    Actualizado en: 17/02/2025

. Sentía que cada interacción con Matías era como caminar sobre brasas: un

equipo y una de las pocas personas que parecía genuinamente

n? -preguntó Clara,

cosas sobre la

mo todo con

ía, aunque había un bri

negocios, pero también que t

ndo la manera en que Matías la había desafiado con esa sonrisa arro

viví. Eso ya

ra

idado, Matías no es de los que dejan

voz y decidió no darle demasiadas vueltas. Cla

isar unos correos, un mensaje en el chat in

er: Mi ofic

do de no mostrar nerviosismo, y caminó hacia la elegante oficina d

pondió su voz

io, con una vista panorámica de la ciudad a sus espaldas. Matías alzó la v

ént

ndo las piernas y en

untó, manteniendo

stó en su silla, estudiándola con esos ojos oscu

tender alg

unció e

elegido cualquier otra empresa, cualquier otra ciu

. Claro que Matías no iba a dejar pasar l

necesito este trabajo. ¿O es tan difícil

nrisa lenta que n

me dice que hay m

amente hacia adelante,

e te encanta jugar

vez, algo que Amelia no esperaba. La d

des, Amelia, que en e

dientes, levantá

aquí para trabajar. Y si me disculpas,

o la puerta detrás de ella. Pero mientras caminaba hacia el ascensor,

taba esperándola, con una mirada que e

bien? -

no estaba segura de si

olo... Matías

o si quisiera decir algo más,

de los líderes del equipo de desarrollo, se acercó. Joaquín e

diencia con el Rey"? -brom

pudo evita

ar

oyándose en el bor

está en no dejar que te intimide. Aunque, conocién

s, aunque sabía que

o darle e

esitas un aliado en esta jung

hizo preguntarse si Joaquín tenía un interés más personal. Si

emasiados ojos puestos en ella. Y entre Matías, Clara, Joaquín y el resto d

uera de la oficina, alguien má

erada de algunos compañeros de trabajo, empezaban a ser demasiado. Salió de la oficina rumbo a la cafetería de

río que recorría su espalda, y cuando giró la cabeza, ahí estaba: Matías, apoyad

-preguntó, tratando de

una sonrisa ladeada ap

no tengo cosas más i

, ¿qué ha

o sus ojos la desafiaban, como si estuviera

rumpiendo momentáneamente el intercambio. Mientras ella re

, tienes ra

, mirando por en

n q

sa de Matías se ensanchó, y antes de que ella pudiera responder

fuerza de la necesaria, reprimiendo

escritorio. Sabía que tendría que encontrar una manera

tos intrusivos sobre su exmarido. Aunque intentaba concentrarse en los informes y las reun

lara se acercó de nuevo, c

ta de que Matías n

la vista, fru

qué h

e hombros, con una

si no pudiera evitarl

ro por dentro sentía un nud

rabajamos juntos.

respondió Clara, cla

sponder, Joaquín apareció de nuevo,

el evento d

miró, co

é ev

. Es obligatorio para los jefe

adaptándose a la dinámica de la oficina que no

preguntó, tratando de

vestido largo. -Joaqu

nó hacia Ameli

ara ti, siemp

noche prometía ser un nuevo desafío, y lo último que n

titud de empresarios y ejecutivos vestidos impecablemente. Amelia llegó justo a tiempo, luciendo un vestido

rvada. No tuvo que buscar mucho para encontrar la fuente: Matías, parado al o

versación con algunos colegas. Pero Matías, como siem

jo, su voz baja y grave mie

a él, manteniendo u

orque viniendo de ti, s

clinándose ligera

sea las

ó, apartánd

uieres,

dad en su tono la

lar d

rándose de que nadie estaba

a. Y de lo que realmente quie

dio un salto, pero no

por trabajo. ¿Por qué es ta

, como si estuviera tratando

e no t

uena como un

ente del brazo, deteniéndola. La electricidad del cont

ción no ha ter

ctamente a los oj

lo ve

dejando a Matías detrás, con una mezcla de frustra

s en un rojo suave, eran una declaración: segura, pero no demasiado provocativa. Tenía claro que no necesitaba i

echón rebelde de su cabello, su te

minutos. No l

melia rodó los ojos y dejó escapar un suspiro. "¿Se creer

un grupo de directores, revisando gráficos en una pantalla enorme. Pero lo que realmente le llamó la atención fue Paula, sentad

entró, su tono firme pero cargado con ese matiz que

rápida, cargada de juicio. Ya había tenido pequeños roces con ella antes, comentarios pa

a, ignorando el cosquilleo molesto en su pecho al notar c

atención vagaba entre la voz grave y firme de Matías y la molesta presencia de Paula, qui

pero no lo suficientemente rápido. Paula la alcanzó e

? -preguntó con una sonris

iendo un tono profesional, aunque s

aire de falsa amabilidad. -Quizá deberías ser más proactiva en las reunione

a, pero se limitó a devol

o, Paula. Me aseguraré

estaba llegando a su límite. Ese consejo no era más

chó el sonido familiar de unos nudillos golpeando la puerta. Ant

inal del día. -Colocó un sobre en su e

ja, señalando la obviedad de que podía haberle manda

-respondió con una sonrisa que era t

ia no podía ignorar cómo su cuerpo reaccionaba a su ce

ías. -Intentó sonar firme, pero su vo

do una mano en el borde de su es

nuación. -¿Y quién está jugando aquí, Amelia? Porq

ón acelerarse, pero se

cepto muy elev

u sonrisa ladeada

o sabes que

oficina, dejándola con una mezcla de frustración y.

atando de concentrarse en la televisión, pero su mente seguía

apagar la luz, su teléfono vi

mañana. Espero que te hayas

evitar la sonrisa que se dibujó en su

s de cinco años podían crear. Lía y Max, sus gemelos, estaban repartiendo piezas de un rompecabezas

s piezas detrás de su espalda. -Max cruzó los brazos,

ica a la de su hermano, aunque siempre adorn

sa suave mientras recogía

o? -preguntó, a

bajando la mirada como si es

acercándose para sentarse

limpio. ¿Qué les parece

contagiosa llenó la habitación, haciendo qu

ía que descubrió que estaba embarazada, había decidido que haría lo imposible por darles la mejor vida posible. Habían sido cinco año

as piezas del rompecabezas, la puerta del apartam

n mis pequeñ

ono, corriendo hacia la entrada para

mientras dejaba su bolso a un

portándose bi

alargando la palabra co

ax, ganándose una mirada

cariño. Patricia había sido su roca durante los últimos años, ayudándola

amá. -Amelia le dio u

le devolvió la sonrisa antes de mirar a los niños. -Aho

iempo, corriendo hacia la cocina m

ntras su mente comenzaba a divagar. Siempre había querido decirle a Ma

ualquier obstáculo. Pero la Amelia de ahora sabía que no era tan sencillo. Matías era un hombre complicado, con

entos. Patricia se acercó con una taza de té en la m

lia forzó una sonrisa m

su lado, mirándola con esa expresión materna

un momento ant

á... está en mi

l rostro de Patr

s? ¿Tu

sintió l

o de antes. Sigue siendo él, pero hay alg

respecto? -preguntó P

or un momento, mirando el vap

jar tenerlo tan cerca sin que de

ano, dándole un ap

reíble criando a esos niños, y sé que tomarás

la incertidumbre segu

ias,

os de energía renovada gracias al chocolate caliente. Se lanzaron so

eso era s

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