udía y silbaba, mientras en el centro del campo, los jugadores se movían con una energía frenética, sus cuerpos chocaban con fuerza en cada tackle y ruck. El sol brillaba so
n, seguían cada movimiento con una intensidad que hacía temblar a sus adversarios. Su cabello castaño claro, desaliñado, y la cicatriz en la nariz que le atravesaba la cara desde la altura del pómulo derecho hasta perderse en la mejilla izq
orgullo el número diez en su camiseta color verde que se ajustaba a su esculpido cuerpo. Sus pases eran precisos y sus movimientos ágiles, parecían calculados por una inteligencia artificial. Sus patadas al arco tenían una precisión absoluta, y era ovacionado por todo el público, tanto el femenino como el masculino. Y no sólo porque cada p
to y arreglado, Lucas no perdía oportunidad para ofrecer elogios a Gabriel, siguiéndolo a todas partes y animándolo con fervor. Colocó el soporte en el césped y luego la pelota sobre él, dejando todo listo para que Gabriel pueda patear. Antes de hacerlo, Gabriel hizo su "ritual": Miró a
tedora, con un espacio claro delante de él para avanzar. Su sonrisa arrogante brillaba mientras se preparaba para ejecu
spa de desafío se encendió entre ellos. En un movimiento decidido, Thomas se lanzó hacia adelante, dispuesto a detener a Gabriel a toda
lico. La agresividad en su tono reflejaba años de frustración acumulada y un resentimiento profundo, especialment
evantó lentamente. Su expresión de sorpresa se trans
esprecio, llamándolo por el sobrenombre que la prensa le había puesto
ose a un lado de Gabriel y ofreciéndo
l mejor en el campo! -decía, mientras echaba una mirada desp
manecer en ganar el partido, no en las provocaciones, aunque él haya sido el provocador. Sin embargo, el altercado había dejado una marca en el ambiente. La tensión e
ndo rodeado por sus compañeros. Si lograba marcar ese try, ganarían el partido sólo por un p
ación. Alguien lo había tomado de la barba y jalado de ella en un tackle ilegal, aprovechándose de la cober
tida en el TMO, Thomas se levantó del suelo con furia contenida pues
gritó Thomas a Gabriel, arrojándole a
ás cada día más loco! -exclam
as apenas comenzaban, porque Thomas, harto de la payaseada de Gabriel en el campo de juego, y sin ser capaz de contener más la ira acumulada por la injusta cometida por el equipo de árbitros, ce
l apenas había comenzado. Los conflictos en el campo solo eran el