hn al escuchar la voz de una mujer detrás de la máscar
-exigió, forcejeando furi
á haciendo daño! -gr
e para esto. Libérame, no sabes lo que estás haciendo. Si me de
lo tranquilícese. No le haremos daño. Se quedará a
tos exactamente? -
da y manteniéndose a distancia. Sabía que
ohn siguió forcejeando, las cadenas lo lastimaban más y comenzó
lo -Annie, al borde de las lágrimas al ver su desespera
una maldita delincuente. Pero juro que te encer
daño. Hablaré para ver si puedo sacarle la
ios, pero no voy a comer. Llévate esa co
sma la preparé. Necesita comer a
-gritó furioso. Annie, asustada, sali
ue imaginamos -comentó Mi
s demasiado fuerte
eca de Annie y observando el incipiente moretón-. No
y drogado. Solo necesita descansar.
firmeza. A pesar de su vida de delitos, su corazón siempre habí
rato volveré a visitarlo y
hel trajo hielo en un pañuelo y lo col
ias,
rcarse al presidente. Al abrir la puerta, sintió la mirada
dejarás en paz? -preguntó resignado. Int
en que me vaya es si come algo
sticamente-. Pareces disfrutar burlá
ie colocó la bandeja al alcance del brazo encadenado de J
ijo, y le dio de com
nque al darse cuenta de que la lastimaba, aflojó el agarre-. Siento haberte h
ómo se siente. Solo es un m
r -suplicó John, intentan
o está en mis manos. Solo puedo
quieras, el doble de lo qu
e sabía que hacerlo pondría en rie
e de aquí! ¡Quiero esta
nos me iré sabien
e habían comunicado para pedir un rescate. No había rastro de ellos por ninguna parte. Era
ró a la habitación, él aún dormía. Dejó la bandeja en la mesa junto a la cama y cerró l
avor? -preguntó John
claro
re he odiado comer solo -confesó,