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Historia

Capítulo 2 CAPITULO 2: LA MUJER PELIRROJA

Palabras:3405    |    Actualizado en: 09/07/2024

are el comienzo, el inicio de todo, o de al menos, de como despertó en mi, esa

eparado para ese momento, pero, ¿Quién sabe cuando va morir? comencé a buscar trabajo, no tenia experiencia en nada, había sido un niño mimado toda mi vida, lo único que logre conseguir fue entrar en un hotel

estaba limpiando baños ajenos, tendiendo camas para que gente que no conocía las use, limpiando su mierda de los inodoros. La vida me había dado un golpe muy fuerte, estaba enojado, mas

tipo antiguo, como oxidados (a mi parecer horribles) unas arañas colgantes hechas de madera, aparentaban ser artesanales, el lugar en si era "rustico", bien iluminado, algunas estatuillas de tamaño mediano decoraban los rincones de algunos espacios. No obstante, por fuera de estas "cabañas" no había nada, durante e

el predio se había envuelto en un manto de una espesa neblina blanca, no se veía la distancia entre una casa y la otra, el escenario era un poco tétrico. ¿Quién pagaría tanto dinero por visitar un lugar así? salí de inmediato hacia los espacios comunes, con la intención de ir a la recepción del hotel, la cual estaba aproximadamente a 400 metros, y en ese momento el walkie talkie comenzó a hacer un sonido raro, como de interferencia, no obstante escuche fuerte y claro que algu

como si se hubiera clavado al piso, inclusive comenzó a hacer fuerza en la dirección contraria a la que yo estaba yendo, mire hacia atrás y la vi.. mujer de aproximadament

exclame mientras tiro

e expandía mas, inclusive hasta el punto que veía todos sus dientes, pude ver entre ellos unos restos de color rojo, era.. ¿sangre? no, no podía ser, debió ser restos de su pinta labios. Sin emitir una sola palabra, soltó

voz alta, y por lo bajo susurre *loca d

estábamos todos sentados en lo que seria el living. El Sr. Vacuzzi Horacio, era el gerente del hotel, un hombre con una presencia impecable, cabello rubio, ojos turque

nas blancas, pálidas, siguiendo, la parte de abajo del vestido violeta y luego, al intentar mirar su rostro... ¡Era ella! pero tenia la cabeza totalmente torcida, totalmente opuesta a su cuerpo, su mirada clavada hacia mi, ¡ERA LA PELIRROJA! sea quien sea, no entiendo porque me miraba de esa forma, para colmo, volvió a sonreír, sus dientes estaban mas rojos que antes, si no fuera un ser humano con razonamiento lógico, diría que parecía habe

on, había evitado hablarle porque me daba risa, pero necesitaba saber quien era esa mujer, - Hola, un gusto soy Steffa

staba

ba, deje de hablarle al muchacho este porque su cara no me dejab

rupo, dijo que iría con una compañera mas. Estaba a punto de decirle que no, pero antes de abrir la boca, apareció ella... - Hola un gusto, mi nombre es Bianca - yo me quede boquiabierto, con las manos levantadas como si estuviera por decir algo, ya que, dos microsegundos antes estaba por rechazar la invita

sa, apretón de manos falso y quedamos en i

s casi como porcelanas, no se quien era, va... si, se llamaba Bianca, pero quería conocerla, la quería, la necesitaba. Alg

ie, ¿ERA UNA BROMA? Lo peor es que cuando revise nuevamente el aparato, estaba apagado, no

ba baños y así en un bucle temporal que parecía interminable. Mi único consuelo, eran esos ojos verdes, esa dulce sonrisa que acababa de conocer, hasta me h

o algo rojo en el piso. ¿Sangre? aparentemente lo era, justo donde vi parada a la mujer pelir

Te bajas conmigo en una plaza, por la que pasa el transporte, de ahí caminamos hasta mi departamento, Bianca ira mas tarde ya

ver las estrellas con claridad. Estaba un poco amargado porque, estaba con mi uniforme, un triste pantalón de color beige, estilo militar y una campera de tela pol

uanto acostumbraban tomar ellos, pero compramos algo de quince la

n el medio de la sala ¿Quién coloca la TV en el medio de todo? comenzamos a charlar, abrimos dos latas, luego dos mas y así, yo esperaba en todo momento q

he para escaparme, con la excusa de que necesitaba fumar. Al salir, prendí mi cigarrillo, contemple el cielo estrellado e imagi

- ¿Que? no, no es, ella sube directamente y esta abierta la puerta sabe que solo debe pasar - me respondió. Volví a mirar hacia el exterior y las luces comenzaron a titilar, entre esos destellos de claridad, logre enfocar la vista y esa silueta femenina, levanto la cabeza a 180° hacia arriba, de forma aterradora clavo su mirada en mi, su rostro era blanco, tenia el rostro maquillado como una catrina, una

CAR

jo - Se que eres de los míos, hoy la pasaremos muy bien bonito- quito su mano y comenzó a acercar sus labios a los míos. Mientras se acercaba, yo n

arme, pero n

o conmigo, vine de buena onda y a decir verdad ¡me interesaba conocer

ada. Entre en un frenesí de ira, tuve una sensación de excitación, pero no por nada sexual, si no por la sensación de poder que sentía al ver como podía apagar su llama de vida, como le robaba cada aliento, le quitaba cada bocanada de oxigeno, y comencé a empujarlo mas hacia la nada misma, su cuerpo comenzaba a inclinarse cada vez mas hacia el vacío, mi excitación crecía mi sensación de poder era exquisita. El intentaba quitar mis manos de su cuello, pero e

ar del borde del balcón, extendí mi mano hacia la suya para salvarlo y entonces contemple su rostro, lloraba, respiraba muy agitado, la adrenalina irradiaba por sus poros, miraba mis ojos rogando vivir. Mientras tenia su v

sta muy ebrio, se tropezó y se esta por caer, ¡no puedo sostenerlo solo! - Ella revoleo sus pertenen

mi mano con fuerzas, no te pasara nada

sola. Yo estaba en un claro estado de shock, no podía dejar de observar las luces, no dejaban de titilar, luego de enfocar la vista rápidamente en la calle, vi a la mujer pelirroja, ella se reía a c

dar explicaciones sobre como este imbécil termino colgando del balcón? recuerda que llamo cualquiera al amor de tu vida, nadi

fijaba en que hacia yo, ya que es obvio que estaba ayudando ¿verdad?. Comencé a soltarle la mano muy disimuladamente, sin darse cuenta, Bianca comenzó a cargar todo su peso sola, y ante la desesperación que tenia no lo notaba, solo le pedía que se quedase quieto. El me mir

!!!- Grito de forma

ción de saciedad, de libertad, de placer, fue como volver a nacer

apuntando para lados distintos, su cabeza rota como cuando se rompe un huevo, y por suerte callo boca abajo, su pecho también exploto,

arriba, mirándome, como si el cuerpo de Matías no le importaba, solo le importaba yo,

nder que paso, yo también la mire sin despegarle l

ien vio algo de lo que pas

lguien golpea

ién

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